Existen tantas formas de escribir una historia como personas en el mundo; es algo tan personal e íntimo que no hay ninguna regla escrita sobre cómo hacerlo. Sin embargo, todas las historias tienen un primer borrador: la primera vez que las palabras tocan el word/cuaderno.
El primer borrador suele ser el más complicado de todos precisamente por ser el primero. Empezamos a crear la historia desde cero, sin ninguna base más que la idea de lo que queremos que sea; y una hoja en blanco impone y amedrenta. Por si fuera poco, el crítico que llevamos dentro hace que nos cuestionemos y replanteemos cada punto y cada coma, impidiendo que avancemos a buen ritmo.
Esto conlleva a que uno de los grandes problemas de los amantes de la escritura sea empezar una historia y no terminarla. Hay infinitos factores que impiden continuar una historia: falta de tiempo, falta de motivación, no nos convence lo que estamos escribiendo, nos distraemos con otros proyectos… Por eso, la solución a muchos de estos problemas es conocer el significado de lo que representa un primer borrador:
«Estoy escribiendo mi primer borrador y recordándome a mí misma que simplemente estoy metiendo arena en una caja para luego poder crear castillos»
Shannon Hale
Para enfrentarnos a un primer borrador, a la horrible página en blanco, tenemos que concienciarnos de que lo que escribamos va a ser el principio de algo que, después de capas y capas de edición, será decente y hasta magnífico. Lo que escribamos en este primer borrador tiene que ser una base sobre la que podamos trabajar a posteriori. ¿Habías oído la expresión word vomit? Significa vómito de palabras, y es justo lo que tenemos que hacer en esta fase de la escritura: escribir todo lo que se nos pase por la cabeza, aunque sea vomitivo, aunque sea un asco.
«Lo peor que podemos hacer es censurarnos cuando el bolígrafo toca el papel. No debes editar hasta que lo tengas todo en el papel. Si consigues escribirlo todo, como en un monólogo interior, te harás un gran servicio»
Stephen Sondheim
Seguir leyendo →