DÓNDE ENCONTRAR EL NOMBRE PERFECTO PARA TUS PERSONAJES

Un nombre puede parecer sólo un nombre, pero es mucho más que eso, sobre todo en un personaje. Cuando creas tu novela, necesitas conocer a tus personajes y por lo tanto, debes dotarle de un nombre específico que refleje en cierta forma, su personalidad o su propia historia.

Por ejemplo, si tu personaje tiene que pasar desapercibido, no es muy oportuno que le llames Eustaquio (a menos que sea un nombre muy común en tu universo), que es bastante peculiar. O quizá sí, quizá él mismo se haga llamar de otra forma para no desentonar, quizá  se metían con él de pequeño y le ponían motes ofensivos. Quizá su nombre puede ser el origen de tu historia.

Buscar el nombre adecuado para tus personajes puede ser algo tedioso y complicado, sobre todo porque los nombres que se nos ocurren siempre suelen ser los que hayamos escuchado antes. ¿Cómo encontramos un nombre distinto, único, que defina al personaje y que suene con fuerza?

nombrepersonajes

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CÓMO CONVERTIR UN FIC EN NOVELA

Existe mucha controversia sobre los fanfics y su aportación al mundo literario. Sin entrar demasiado en discusión (cosa que quizá haga más adelante), diré que creo que los fanfics son una gran herramienta para coger soltura a la hora de escribir y que debería haber más gente dispuesta a escribirlos, porque no sólo se lo pasarían bomba, sino que además aprenderían mucho.

Existe una delgada línea entre los fanfics y el plagio, sobre todo cuando esos fics se convierten en novelas originales. Pero si se hace bien, no tiene nada de malo, y ahí va el por qué:

de fanfic a novela

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«SHOW, DON’T TELL» PARA DUMMIES

«Show, don’t tell». Seguro que lo has leído cientos de veces. Es el mayor y mejor consejo que se le puede dar a un escritor, pero también uno de los más complicados de ejecutar. Muestra, no cuentes.

A veces es un consejo confuso. Escribir implica palabras, no imágenes, así que ¿cómo puedes mostrar algo al lector? ¿No tendrás que contárselo?

Sí y no. Escribir es un arte que se limita a las palabras, pero eso no significa que los escritores no trabajemos con imágenes. Mientras los pintores y los directores de cine crean imágenes que pueden ser vistas por los ojos, nosotros creamos unas que permanecen dentro del plano metafísico de la imaginación.

Esto pone al escritor en una posición única en la que se enfrenta a preguntas como «¿saben mis lectores cómo es esta habitación?» o «¿saben mis lectores cómo es mi personaje?». Hay infinitas formas de responder a estas preguntas, y todo depende del estilo que tengas como escritor.

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¿Cómo sé qué es Show (mostrar) y qué Tell (contar)?

El primer paso para poder usar esta poderosa herramienta es aprender a diferenciar entre ambos verbos. Y la mejor forma de entender el Show vs Tell es con ejemplos. Hay muchísimos y muy bien elaborados, pero voy a compartir contigo al que siempre acudo, el que más me ha ayudado a entender la diferencia entre ambas cosas y el que siempre tengo en mente cuando escribo.

Cuando cuentas (tell):

Todos sabían que Lucinda era la chica mala de tercer curso. Era mona y remilgada, y eso le hacía pensar que podía ganarse a cualquiera… y siempre hacía lo posible por atormentarme. Yo no era uno de esas chicos «guays», los pocos amigos que tenía eran con los que jugaba a ajedrez durante el recreo… y ni siquiera eran realmente amigos. Además, era torpe. Así que era un blanco fácil. Lucinda me atormentaba tanto que hizo de mi tercer curso un infierno.

Cuando muestras (show):

Cuando sonó el timbre del recreo, cogí mi tablero de ajedrez y salí hacia la libertad, impaciente por ganar el torneo. No quise mirar, pero sabía que Lucinda me observaba; podía sentir el balanceo de sus rizos mientras sus ojos me rastreaban. Para variar, tropecé en la puerta principal, cayendo al suelo. Zapatillas de deporte y sandalias caminaron a mi alrededor mientras me abría paso entre torres y alfiles. Y ahí estaba Lucinda, esperando que notara su presencia. Sonrió en cuanto la miré. Levantó su reluciente zapato de piel, enterrando con cuidado el tacón en la cabeza de mi reina blanca.

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MIS PERSONAJES HACEN LO QUE LES DA LA GANA

Mucha gente cree que los escritores tenemos el control absoluto sobre nuestras historias… Y en teoría así debería ser. Decidimos la época, creamos el lugar y a los que lo van a habitar. Sabemos qué va a pasar y cómo queremos que pase. Sin embargo, no vais a conocer jamás a un escritor que no se haya sorprendido de las acciones de sus personajes o del rumbo desconocido que ha tomado la historia.

Hay un momento en la vida de todo escritor en el que sus personajes hacen lo que les da la real gana.

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Esto sorprende mucho a las personas que no escriben. Se supone que somos un Dios todopoderoso que decide quién hace qué en qué momento y cómo. Y lo somos. Podemos obligar a nuestros personajes a hacer las acciones que teníamos planeadas para ellos, podemos someterlos a que sigan la línea que tenemos trazada para ellos. Podemos hacerlo, en serio. Es tan fácil como escribirlo.

Pero.

Hay un gran pero que nos frena a hacerlo, y es la naturalidad. Hay reacciones, acciones o diálogos que salen de forma natural, sobre la marcha. Y controlar cada paso del personaje puede parecer forzado a ojos del lector. A veces, los escritores tenemos que confiar en los personajes que hemos creado y dejarnos llevar por ellos… aunque muchas veces sea una auténtica locura.

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SOS: Nadie lee mis historias

Es un problema al que todos los amantes de la escritura nos enfrentamos cuando publicamos nuestras historias en Internet. Creamos la historia con todo nuestro cariño, la compartimos con la gente y… nadie nos lee. O lo hace mucha menos gente de la que pensábamos. Y la ilusión con la que la posteamos se desvanece; nos sentimos ridículos y fracasados porque no vemos recompensado el esfuerzo que hemos hecho.

¿Te sientes identificado?

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Lo primero que hay que saber es que hay dos tipos de escritores: los que escriben para sí mismos y los que escriben para el resto.

  • ¿ESCRIBES PARA TI MISMO?

Si es así, tienes la ventaja de tener una gran libertad a la hora de escribir; lo haces de aquello que te gusta sin importar si es cliché u obvio. Escribes por y para ti, para que cuando termines la historia te sientas satisfecho con ella. Tiendes a ser un exigente crítico con tu trabajo, pero los resultados suelen ser mucho más gratificantes. Si te gusta tu trabajo, los pocos lectores o malas opiniones no tendrán tanto valor para ti, lo cual te quita presión a la hora de dar a conocer la historia.

¿Qué tiene de malo escribir para uno mismo? Es complicado para ti salir de la zona de comfort… ¿Por qué vas a arriesgarte con otros géneros o ideas si ya te sientes satisfecho con los que trabajas?

  • ¿ESCRIBES PARA QUE TE LEAN?

Tienes la gran capacidad de redirigir tus ideas sobre la marcha y trabajar fuera de la zona de comfort, ajustándose a lo que crees que puede atraer a los lectores. Tienes facilidad para publicitar y/o crear interés sobre tu historia, haciéndola más atractiva. Cada comentario, like o buena crítica es un chute de adrenalina que te facilita trabajar en el siguiente capítulo o historia.

¿Qué tiene de malo escribir para el resto? Es más fácil desestabilizarte como escritor, pues recibir malas críticas o pocos lectores condiciona tu amor por la historia que escribes.

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